Una historia increíble, para encuadrar. Hay que hablar en voz alta
cuando se trate de Giuseppe Meazza. Apodado "pepino", se inició
como delantero, pero debido a su gran técnica y habilidad terminó
jugando de mediocentro. Es
uno de los mejores futbolistas italianos de la historia, nominado cuarto mejor jugador de
los mundiales (que ganó dos veces, en 1934 y 1938), detrás de Maradona, Pelé y Franz
Beckenbauer. Fue además el
primer futbolista que tuvo
patrocinadores y el primero en tener fama mundial. El estadio de San Siro de su ciudad natal, Milán, lleva su nombre desde 1980.
Lo increíble de esta historia, es que Meazza es reconocido por ser unos
de los máximos ídolos del Inter, pero sin embargo, sus sentimientos cruzaban la
calle. Lo particular de Giuseppe, es que fue ‘tifosi’ del Milán desde niño y en
la calles jugaba soñando con brillar en su amado equipo, pero el primer astro
del fútbol italiano fue rechazado por los rossoneri. Frustrado por no encontrar
oportunidad, se fue al Inter en 1927, el rival de todas las horas para el
equipo de sus amores. Y le dieron la oportunidad. Defendió los colores de Inter
hasta 1940, donde hizo 247 goles en 348 partidos.
Después de 13 años de
gloria, Meazza cumplió un sueño: jugar en el club que amó desde niño. Estuvo
con el Milán apenas una temporada (1941-1942), donde convirtió apenas 9 goles. Luego fue a Juventus y Atalanta, y finalmente terminó su carrera en el Inter
(1946-1947).
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