El Atlético viene para quedarse


 

Pocos pueden dudar ya de lo que es una realidad innegable: el Atlético de Madrid presenta sus credenciales de equipo grande. Primero en la Liga BBVA, donde se está empezando a consolidar como alternativa real al binomio Madrid-Barça, y, tras su victoria el pasado martes en Portugal, también está dando que hablar en Europa. Si bien es cierto que ya dio el salto a la élite ganando dos Europa League y dos Supercopas de Europa, su asignatura pendiente seguía siendo la Champions. Es pronto para hacer valoraciones con dos partidos disputados, pero las sensaciones no pueden ser más buenas. Este equipo no sólo gana, convence. Y convence porque sale al campo con la firme creencia de que durante los 90 minutos se debe imprimir una intensidad y un ritmo que sobrepase a su rival. El principal culpable de esta situación es Simeone. Él y sólo él ha sabido transmitir al vestuario su espíritu luchador, alejando del club del Manzanares un estigma que permanecía enquistado desde hacía tiempo: la sensación de indolencia, ese miedo a ganar que arrastraba el Atleti. Ahora hay otra mentalidad, otra filosofía y basta con mirar al banquillo para comprobarlo. Simeone no para de dar instrucciones y pedir intensidad a los suyos, incluso cuando van ganando y dominando el partido. La concentración es una de sus máximas, la exige con vehemencia, llegando a cabrearse aún cuando el resultado es favorable.

 

Otro de los pilares de este Atlético es sin duda Diego Costa. El brasileño es odiado y amado a partes iguales. Es capaz de desquiciar a las defensas rivales y poner a todo un equipo y su afición en su contra, soportando la presión que ello conlleva. La marcha de Falcao también ha influido en él. El Atleti quedó huérfano de un referente arriba. Y aunque llegó Villa para suplir esa ausencia, ha sido Costa el que se ha echado el equipo a la espalda y así lo demuestra su arranque goleador.  

 

La situación parece inmejorable. La afición está volcada con su equipo, la prensa se rinde ante el avance de del conjunto colchonero y todo parece ir viento en popa. Queda por ver si seguirán las cosas igual cuando lleguen resultados adversos. Mantener la euforia tan alta es un arma de doble filo, y eso es algo que Simeone sabe muy bien. De ahí que insista en cada rueda de prensa en ir partido a partido. Sea como fuere, este Atleti gusta y mucho. Sabe a lo que juega, está unido, es un bloque, hay un gran trabajo detrás por formar un equipo competitivo dada la situación del club. Estamos en octubre y puede que en marzo o abril haya que hacer otro análisis, pero si nos quedamos con lo visto hasta ahora, el Atlético de Madrid se ha ganado a pulso su lugar entre los grandes.

 

Javier Monge

 

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