Si había una afición en la NBA con grandes esperanzas puestas en esta
temporada, esa era la de los Brooklyn Nets. La llegada del multimillonario
ruso, Mijaíl Projórov, y su promesa de llevar al equipo a la lucha por el
anillo en las próximas temporadas hizo que la afición recuperase la ilusión por
su equipo.
La temporada
pasada ya prometía grandes resultados para los de Brooklyn, Deron Willians
continuaba en el equipo (había llegado hacía dos temporadas en un traspaso
desde los Utah Jazz), Brook Lopez, con un año más de experiencia en la liga, se
convertiría en la referencia interior del equipo, y la llegada del “all star”,
Joe Johnson, hacía de los Brooklyn Nets, un equipo con opciones de llegar lejos
en la postemporada. El inicio del curso fue prometedor pero una serie de once
partidos perdidos de los últimos catorce provocó la destitución del técnico
Avery Johnson, al que sustituyó el entrenador interino PJ Carlesimo. Los Nets
acabaron la temporada con un récord de 49 victorias y 33 derrotas,
clasificándose para los playoffs donde perdieron en primera ronda ante los Chicago
Bulls.
La clasificación para playoffs no fue suficiente para el
multimillonario ruso, por ello, decidió hacer un equipo con opciones reales de
ganar el anillo. Para poder cumplir con esta difícil misión, Projórov y su
equipo de ayudantes, comandados por el General Manager, Billy King, apostaron
por contratar a los veteranos Paul Pierce, Kevin Garnett y Jason Terry, para
que les ayudasen a cumplir con su objetivo esta misma temporada. La llegada
desde los Celtics de estos tres jugadores, junto con los que ya estaban, hacía
de Brooklyn un equipo con serias opciones de llegar lejos en la postemporada, y
porque no, a las finales.
El equipo que ha formado el multimillonario ruso es uno
de los más caros de la historia de la NBA, es el único en la historia de la
liga en el que su quinteto titular gana más de 50 millones por temporada; sólo
comparable con el millonario equipo de los Portland Trail Blazzers de Pippen y compañía de finales de los
noventa.
Projórov confió en el base que llevó a los Nets a dos
finales de la NBA consecutivas, Jason Kidd, en la que será su primera
experiencia como entrenador jefe en la liga, para llevar a los de Brooklyn a la
cima de la liga. Las expectativas estaban por las nubes, los expertos
coincidían en que estos Nets podían llegar muy lejos, aunque había dudas sobre el estado físico de algunos
jugadores y si podrían aguantar sanos durante toda la temporada.
Estas dudas han quedado aclaradas tras el primer mes de
competición; los Nets son uno de los peores equipos de la liga, las lesiones
han golpeado con dureza al pilar que sostiene al equipo; Lopez ha estado más de
dos semanas fuera de las canchas, Willians otras tantas, Pierce estará entre
dos y cuatro semanas de baja por un problema en la mano y el que tenía que ser
el sexto hombre de la plantilla, Andrei Kirilenko, no ha conseguido encontrar
un óptimo nivel físico que le permita jugar con asiduidad, y además, Garnett no
es el de hace dos-tres años, ha pasado de promediar un doble doble por partido
a promediar, tan solo, 6.5 puntos y 7.6 rebotes por partido. Otro aspecto que
ha jugado en contra de los Nets en este inicio de temporada, ha sido la nula
capacidad de Kidd para liderar el vestuario y para hacer que el equipo juegue
un baloncesto alegre y entretenido, ya que son de los peores equipos en todos
los apartados, defensa, ataque, rebote, etc.
Tras ver el desastroso panorama que tienen encima y
viendo que la situación parece que sólo puede ir a peor, los aficionados de los
Nets y los expertos, se hacen la misma pregunta, ¿y ahora qué?, un cambio de
entrenador, buscar algún traspaso, son algunas de las opciones que suenan por
Brooklyn, aunque la respuesta a todas estas cuestiones, solo las tiene el señor
Projoróv, ¿mantendrá la idea inicial con Kidd de entrenador, se gastará más
dinero para convencer a algún entrenador con nombre dentro de la liga…..?, sea
lo que sea, estos Nets necesitan recuperar la ilusión por ganar.
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