“No todos los lectores saben escribir”, me gustaría comenzar
la autopsia que haré a los Nets, con esta cita. Que Jason Kidd ha sido uno de
los mejores bases del siglo, que quizás por eso, aquellos Nets de 2003 llegaron
a las finales siendo, probablemente, uno de los peores equipos que jamás ha
llegado tan lejos, es algo que todos tenemos claro. Su época en los Nets fue
dorada y con su llegada a Dallas, “Mr. Triple-Double” hizo a los Mavs campeones
en 2011. Este verano, tras su retirada de las canchas, Jason decidió hacerse
cargo de una franquicia que le acababa
de retirar el dorsal, el 5 de Kidd será eterno en Brooklyn. Decidió sentarse en
el banquillo de los Nets, al frente de una plantilla veterana y con la presión
de tener el presupuesto más alto de la liga.
Deron, Pierce, Johnson, Garnett y Brook constituían un
quinteto inicial de lujo. Además, Jason Terry, excompañero de Jason en aquellos
Mavs campeones en 2011, saldría desde el banco junto con Livingston, Andre
Blatche o Mirza Teletovic. El ‘hermano pequeño’ de Nueva York había crecido y
se perfilaba como uno de los favoritos para el título. Entrenador joven que se
entendería con sus jugadores, jugadores que ya habían luchado en mil batallas y
que buscaban añadir un anillo a su colección de logros, una afición volcada con
su equipo… nada podía salir mal en Brooklyn. Pero el equipo no arrancaba, las
victorias no llegaban y los cinco jugadores titulares querían enfundarse el
traje de héroes y salvar a su equipo de la catástrofe sin darse cuenta de que
lo estaban haciendo peor todavía. Llegaron las lesiones de Deron y Pierce y,
con ellas, la coartada perfecta para el crimen que estaba cometiendo Jason Kidd
en Brooklyn. El equipo seguía perdiendo pero ya había excusa.
Sin embargo, para que veáis que no solo critico a Jason Kidd, hay que admitir que con la vuelta de Deron y Pierce (reconvertido a sexto hombre) el equipo ha empezado a jugar mucho mejor. Y justo cuando parecía que los Nets remontaban, llega la lesión de Brook. Pasarán el resto de temporada con Blatche como único cinco puro, muy al estilo Knick sin Chandler y con S’tat como único jugador de pintura.
Sin embargo, para que veáis que no solo critico a Jason Kidd, hay que admitir que con la vuelta de Deron y Pierce (reconvertido a sexto hombre) el equipo ha empezado a jugar mucho mejor. Y justo cuando parecía que los Nets remontaban, llega la lesión de Brook. Pasarán el resto de temporada con Blatche como único cinco puro, muy al estilo Knick sin Chandler y con S’tat como único jugador de pintura.
En fin, por unas cosas o por otras, el comienzo de esta
nueva etapa en la vida de Jason Kidd no ha sido fácil y ha levantado muchas
críticas, críticas que tocaron techo con el ridículo de la Coca-Cola. Como buen
jugador que ha sido, le deseo lo mejor a Jason en el banquillo de Brooklyn pero
de momento, no pinta bien como comandante de un proyecto con tanta presión y es
que no todos los lectores, son buenos escritores.
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