La dignidad por encima de un sueño

Los jugadores del Racing de Santander tenían un sueño, y tuvieron anoche que renunciar a él. No porque no creyeran, sino por ellos mismos, por la dignidad de un futbolista y de una persona que está harta de mentiras -harto ya de estar harto ya me cansé como decía el magnífico Serrat-. Los jugadores del Racing de Santander se plantaron anoche en el partido de vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey en El Sardinero y decidieron no jugar, no hasta que se fuera la junta directiva -algo que no ocurrió-. Una vez dió comienzo el encuentro los jugadores racinguistas se abrazaron todos juntos en el centro del campo ante una cerrada ovación, el árbitro se dirigió al capitán del equipo y le preguntó si iban a jugar, la respuesta fué negativa y el partido quedó suspendido.
 

No había marcha atrás, la directiva había llegado demasiado lejos, 5 meses de impagos, desahucios, jugadores que no tienen dónde dormir y saltan cada noche la verja de la ciudad deportiva, de amenazas y promesas incumplidas, de querer morir con las botas puestas y llevándose por delante más de 100 años de historia, los futbolistas están ya hartos de las canalladas de sus dirigentes -ayer no abrieron las taquillas para evitar que fuese más gente al campo-, los jugadores se han unido a la adversidad y reman contracorriente del mar Cantábrico, la mar está muy picada, no les importa...la afición está con ellos y en esa comunión indestructible es donde pudimos comprobar la verdadera esencia de esta locura llamada fútbol, ayer en el Sardinero sí hubo fútbol, el auténtico, el de los valores, el que cada vez se entierra más en esta tormenta de dinero y fútbol negocio...ayer volvió a brillar el sol de la esperanza en Cantabria, el del fútbol añejo.
 

Mañana podrán sentar a su pareja cuando les diga incrédula que no saben que tiene el fútbol para que estemos ahí pegados delante de la televisión, hoy podrán ponerle simplemente las imágenes para que vea lo que realmente es el fútbol, de los peces chicos comidos por el pez grande, de la leyenda de un pequeño que tumbó a Sevilla y Almería y se quedó con la miel en los labios de quien sabe volver a cometer una heróica hazaña y colarse en semifinales, el Camp Nou esperaba al final de trayecto... y se renunció a ello por dignidad, por no ser más pisoteados y para que quizás con ese gesto de solidaridad se haya puesto la primera piedra para el Racing del futuro.
Ayer todos recordamos una gesta épica, pero la batalla continúa hoy y mañana y pasado...no se olviden. SOS Racing.