Andrew Bynum, uno de los pívots con más proyección años atrás en la
NBA, acabará la temporada jugando a las ordenes de Frank Vogel.
El díscolo pívot de New Jersey debutó
oficialmente en la liga con Los Ángeles Lakers en el año 2006. Con la
franquicia californiana ganó dos anillos a las órdenes de Phil Jackson,
pero en 2012, sus maltrechas rodillas desviaron el camino de Andrew
hacia la ciudad del amor fraternal. Los Philadelphia 76ers le firmaron
un contrato de 16 millones tras ser presentado como el fichaje estrella de la
temporada, aunque no llegó a jugar ni un minuto. En el verano de 2012, los Sixers
le rescindieron el contrato, enviando al jugador a los Cleveland Cavaliers.
A las órdenes de Mike Brown, el pívot demostró su falta de
profesionalidad faltando a entrenos y teniendo una supuesta relación
sentimental con la pareja de un miembro del staff técnico. Esto le llevó a ser
traspasado a los Bulls a cambio de Luol Deng, siendo cortado nada
más llegar por la franquicia de Chicago para mantener margen salarial.
Poco ha durado su época de agente libre, ya que los Pacers le han
contratado hasta final de temporada.
Para la franquicia de Indianápolis el fichaje es un arma de doble filo. Por una parte refuerzan el ya buen puesto de 5 de la plantilla, con Roy Hibbert como indiscutible titular y con el joven Ian Mahimmi dándole descanso. El center de 2,13 y 130 kilos, intimidante en defensa y con buenos movimientos en el poste, partirá desde el banquillo sin presión para aportar y dar aire al mejicano. Por otra parte, frustran la posibilidad de que los Heat le ficharan para mejorar su maltrecho puesto de pívot, ya que había sonado como refuerzo para los de Spoelstra.
Los Pacers se pueden permitir
el fichaje de un jugador talentoso, poderoso físicamente como pocos en la liga,
aunque sus rodillas y su actitud profesional hagan desconfiar a cualquier
GM.
La enésima oportunidad de Bynum
de demostrar, en una franquicia que poco o nada tiene que perder.
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