Crónica Valladolid 2 - Real Sociedad 2

Mikel González junto a Larsson 

Se enfrentaban dos equipos a los que les gusta el fútbol y se noto. La Real sigue intentando que la Champions no le pase factura en la competición doméstica y acercarse así a los puestos europeos, mientras que el Valladolid busca la zona tranquila de la tabla.

Se congregaron ambos equipos ante casi 18.600 aficionados que sabían que iban a ver un partido de tintes casi épicos. Fue el mexicano Vela quien empezó las hostilidades con un chute que se fue alto, a lo que respondió Larsson poniendo a prueba a Bravo. Y cuando ambos equipos estaban con un toma y daca, fue el galo Griezmann, quien en el minuto 16 perforó la meta de Mariño adelantando así a la Real Sociedad. No obstante el Valladolid no solo no se desmonto sino que dio la cara toda la primera parte logrando neutralizar al equipo Txuriurdin.

La segunda parte empezó igual que la primera. Con ocasiones de ambos equipos y buen fútbol, pero fue Griezmann de nuevo quien el minuto 53 parecía sentenciar el encuentro tras un grave fallo de Rueda en la zaga vallisoletana. Daba la sensación de que el 0-2 era suficiente para la Real, pero renacieron viejos fantasmas o quizá quisieron guardar energías demasiado pronto y fue por esto que los vascos parecieron conformarse y su fútbol perdió agresividad.

El Valladolid nunca perdio la fe en su forma de jugar, al contrario que la Real, y eso le dio sus frutos, ya que en el minuto 76, Larsson, tras un centro de Omar, picaba ante Bravo haciendo el 1-2. Este gol desconcertó a la Real, que intento recomponerse con la entrada de Ruben Pardo, pero eso no evitó que a los tres minutos, en el 79, Javi Guerra aprovechase la asistencia de un inconmensurable Larsson para superar a Bravo en el mano a mano.

Fue en estos minutos finales cuando los jugadores del Valladolid se lo creyeron y fueron a por la remontada y ya en el tiempo de descuento una mano de Mikel Gonzalez que el arbitro vio como penalti, les dio la oportunidad de culminar la machada. Pero Claudio Bravo no había dicho su última palabra y adivino las intenciones de Ebert dejando así las tablas en el marcador.