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| Xabi Alonso |
El culebrón Xabi Alonso y su renovación con el club blanco
no para de añadir capítulos a su largo historial y se ha convertido,
definitivamente, en el principal quebradero de cabeza para Florentino Pérez y
Carlo Ancelotti.
Todo comenzó al finalizar la pasada temporada, cuando el
vasco fue operado de una pubalgia en Munich. En ese momento comenzaron las
dudas del club de Charmartín de si el jugador podría regresar a los terrenos de
juego al 100% después de la intervención. Además, para incrementar la incertidumbre,
cuando parecía que Alonso iba a poder incorporarse al ritmo del resto de la
plantilla, volvió a lesionarse, esta vez en el quinto dedo del pie derecho. El
medio centro no tuvo más remedio que despedirse de la pretemporada y el inicio
de la temporada.
Debido a estos problemas, el Real Madrid decidió esperar
para ofrecer a Alonso la tan esperada renovación por todos los aficionados.
Después de una larga y lenta recuperación, y tras muchas fechas de
incorporación pospuestas, Xabi Alonso volvió a vestirse de corto en el mejor
momento posible. El club merengue pasaba por una de sus peores rachas en cuanto
a juego y la incorporación del charrúa supuso un soplo de aire fresco para el
equipo, que mejoró considerablemente.
Fue entonces cuando la directiva, tras ver la grandísima
importancia del ex del Liverpool, por fin se decidió a ofrecerle la
prolongación de su contrato. Pero quizá esperaron demasiado y la confianza del
jugador había mermado…
La consecuencia de esta espera fue que otros clubes interesados
en el jugador comenzaron a hacerle llegar sus ofertas, como el Chelsea de
Mourinho -de todos es sabida la buena relación existente entre jugador y
técnico- y la Juventus
–donde Xabi sería el perfecto sustituto de Pirlo en caso de que este no
renovase-.
Por el momento, lo único que le resta al Real Madrid y sus seguidores
es esperar una respuesta del jugador, que es quien tiene ahora la última
palabra. Ni directiva ni afición pueden hacer mucho más, salvo demostrarle todo
el cariño y la atención que el 14 merece.
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