Ya ha pasado una temporada y media desde que James Harden
fue traspasado desde Oklahoma City con destino Houston; recordemos que en aquel
año 2012, los Thunder consiguieron
llegar a las finales de la NBA, donde perderían por 4-1 ante Miami Heat,
eliminando por el camino a grandes equipos como Dallas Mavericks, Los Angeles
Lakers y en las finales de conferencia, a los San Antonio Spurs. Las finales
las perdieron claramente, quizás por su poca experiencia en partidos de tal
calibre, pero en las tres eliminatorias
anteriores, solo perdieron tres partidos, uno contra Lakers y dos contra los
Spurs, todo ello, gracias al gran trabajo de un equipo equilibrado y con
profundidad de banquillo.
Aquellos Thunder tenían el mismo quinteto que ahora, con Westbrook,
Durant, Sefolosha, Perkins e Ibaka, pero desde el banquillo entraba un jugador
con una barba muy tupida, llamado James Harden, que revolucionaba los partidos y
que le daba a los de Oklahoma más frescura y velocidad. Ese jugador fue
galardonado a final de temporada con el premio a mejor sexto hombre de la liga
por su gran incidencia en los partidos entrando desde el banquillo. Junto con
Durant y Westbrook formó uno de los Big three más temibles de los últimos años.
Ese Big three se rompió meses después de las finales, ya
que los Thunder no pudieron pagar a Harden lo que él pedía para renovar y fue
traspasado a Houston Rockets a cambio de Kevin Martin, Jeremy Lamb y tres
primeras rondas del Draft. La temporada 12/13 comenzó bien para los de Oklahoma,
Martin no aportaba lo mismo que Harden pero poco a poco se iba adaptando al
juego de Scott Brooks e hizo buenos partidos saliendo desde el banco. Con el
paso de los meses, las sensaciones fueron empeorando en el estado de Oklahoma y
llegaron a la postemporada con muchas dudas, perdieron en semifinales de
conferencia ante los Menphis Grizlies por 4-1, aunque sin Westbrook que se
lesionó en la eliminatoria anterior ante los Rockets de Harden. Ya durante esta
temporada, un joven base llegado desde Boston, elegido en el número 24 del
Draft del 2011, Reggie Jackson, tuvo su influencia en el equipo y se convirtió
en un más que digno suplente de Westbrook.
Para esta temporada, visto el fracaso de la pasada, Kevin
Martin abandonó el equipo con destino Minnesota, y Jackson ganó en
protagonismo. Con el joven base, los Thunder recuperaron esa pieza tan preciada
en el esquema de Scott Brooks, un jugador rápido que entre desde el banquillo y
le dé al equipo más ritmo de juego. Además de Jackson, este año los de Oklahoma
cuentan con una lista de jugadores, sin mucho nombre en la liga, pero que ganas
de triunfar no les faltan, que entran desde el banquillo con ganas de “comerse
el mundo”, hablamos de Jeremy Lamb, Steven Adams, Nick Collison, Perry Jones o
André Roberson.
Con sólo un mes y medio de temporada disputado, los
Thunder ya han demostrado que este año vuelven a ser favoritos a llegar a las
finales, la aparición de Jackson al más puro estilo Harden, aportando entre
quince y veinte puntos, más su intensidad defensiva, la mejoría de Ibaka en el
tiro desde fuera de la zona, la vuelta de un “nuevo” Westbrook, más solidario
con sus compañeros y menos egoísta con el balón, la entrada de la hornada de
jóvenes desde el banquillo, más los veteranos Collison y Fisher, y sobre todo,
las ganas de triunfar de Kevin Durant que, temporada tras temporada, mejora en
algún aspecto de su juego, hacen que estos Oklahoma City Thunder sean el mejor
equipo de la NBA en la actualidad, y les convierte, junto con Indiana y Miami,
en uno de los grandes favoritos a hacerse con el preciado anillo de campeón.
Por: Juan San Martín (@mieressanmartin)
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