ALL-STAR 2014, CONCURSOS SIN SALSA

13 años han pasado ya desde que Shaquille O'neal quedara boquiabierto con los mates de Vince Carter en el concurso de 2001. Poco o nada se asombró ayer el mayor showman que ha dado la NBA en el concurso de New Orleans.


En un afán por crear una rivalidad (inexistente) entre la conferencia Este y la del Oeste, la NBA propuso hace un año un cambio en el formato de los concursos del All-Star. Tanto en el de tiro por equipos, como en los de habilidades, triples y mates, una selección de jugadores representa cada conferencia. Entre ellos, compiten para determinar el mejor y el representante en una posterior final entre el mejor del Oeste y el del Este. Los 4 concursos tuvieron modificaciones en el fin de semana de New Orleans, pero solo un par consiguieron tener un efecto positivo en el formato.

 

Un trío formado por un jugador en activo, uno retirado y una jugadora de la WNBA realiza 4 tiros en el primer concurso de la noche, que sirve de calentamiento para los posteriores. La innovación de este año se encontró, simplemente, en la supresión de una posición de tiro. Algo que hizo mas rápido un concurso que en sí, solo tiene el objetivo de animar el inicio. El trío de Bosh, Wilkins y la jugadora Swin Cash ganó el primer asalto.


El segundo concurso de la noche, que tenía algo mas de miga, lo ganó la  pareja del Oeste formada por Lillard (participante de todos los eventos del All-Star) y Trey Burke. La innovación en el concurso de habilidades residía en 2 aspectos. El primero es que se hizo por parejas, sumando el tiempo de cada uno. La segunda era la ausencia de un cono y del pase picado, por lo que la dificultad disminuía dejando únicamente la clave del ejercicio en el tiro desde la bombilla. Aún así, el concurso consiguió tener cierta emoción ya que la pareja Lillard-Burke ganó por sólo una décima a la formada por Carter-Williams y Oladipo. Mini punto para el Oeste.


Una vez terminados los dos 'teóricos' concursos de calentamiento llegaban los platos fuertes. Un concurso de triples con una buena y original innovación, un carro de 'money balls' (Las tricolores que valen 2) se podía colocar a elección del jugador, elevando la puntuación máxima a 34. Esto hacía que no se pudiera comparar directamente las puntuaciones de los tiradores con las de otros años, pero daba la posibilidad a los jugadores de demostrar cual era su posición preferida. Curry e Irving (campeón en 2013) partían como preferidos, pero sus actuaciones fueron más que discretas. La final se disputó entre Marco Bellinelli y Bradley Beal, necesitando de una prórroga para conocer al ganador, el alero italiano que consiguió 24 puntos. Menciones especiales merecen la primera ronda del de los Spurs, que hizo 2 air-balls, y la pésima actuación de Joe Johnson, que se quedó sin 4 tiros tras ir al trote toda la serie. Solo 2 de las 12 actuaciones (!) alcanzaron los 20 puntos, algo inaudito teniendo en cuenta que el máximo era de 34.


Parecía difícil remontar el bajo nivel mostrado en los concursos, pero lejos de mejorar, llegaba el esperpéntico y surrealista concurso de mates. El creador del nuevo formato decidió hacer una primera ronda libre, en la que durante 90 segundos los tres jugadores de cada conferencia realizaban mates aleatorios. Tras el caos, la sorpresa del público y la frialdad de la ronda se dio por ganadora a la conferencia Este, la cual tuvo como premio escoger realizar los mates en la siguiente ronda antes o después que sus competidores. Una vez finalizado esto, llegaba un uno contra uno de mates, en los que el jugador que perdía quedaba eliminado. Los jueces dieron por ganadores los mates de todos los jugadores del Este (Terrence Ross, Paul George y John Wall) por lo que fue un 3-0 y fin de la historia. Si por si el formato no fuera suficiente, la aportación pésima de Harrison Barnes por el Oeste, sumado a la falta de espectáculo tan propio y habitual de este concurso hicieron que el sopor fuera casi insoportable. Se echaron en falta las valoraciones numéricas, los jugadores saltando atónitos a pie de pista, el público gritando, los efectos visuales... en fin, se echó en falta el espectáculo propio de este concurso. Ese espectáculo que puso, entre muchos, Blake Griffin en 2012realizando un mate normal y corriente pero adornado con un coche debajo, un exjugador pasándole el balón desde dentro y un coro de gospel entonando el himno del baloncesto 'I believe I can fly', casi nada. Por si no fuera poco, los jueces (Magic Johnson, Julius Erving y Dominique Wilkins) poseían una tablet para indicar el ganador, Este u Oeste, en un derroche tecnológico innecesario que sustituía los famosos carteles con números del 1 al 10. Finalmente el ganador no era un jugador como siempre había sido, era una conferencia.

No es el primer año que el concurso de mates deja a todo el mundo indiferente. La NBA busca innovar y crear nuevos retos, pero anoche se le fue de las manos un evento que poco o nada necesitaba innovar, ya que lo que el público quiere y ansía ver son vuelos estéticos, alley-oops salvajes, disfraces, actuaciones etc. En fin, ver lo que siempre se veía en los concursos, espectáculo.
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